emailsicantsend

  Muerte Uno está bien. Se levanta, come, se viste, va a trabajar, vuelve a casa, se va a dormir. Hasta que de la nada, el pensamiento de que la Muerte vendrá a buscarnos, aparece y dejas de encontrarle sentido a todo. No hay nadie que se salve de la visita de la Muerte, a todos nos llegará el día, tarde o temprano. A mi, ese pensamiento me invadió por primera vez a los 14 años, pero después de unos días de haberle estado dando vueltas, me convencí que aún era muy joven para conocer a la Muerte, y el sentimiento de preocupación se fue. Pero ahora, a mis 63 años, ordenando la casa, tirando lo que no servía y organizando mejor, me di cuenta que he vivido muchísimo y han pasado cincuenta y un años desde ese día. Estaba sacando libros de una de las estanterías del living, una que no tocamos hace años con mi esposa. Después de que haya quedado vacía, vi que había quedado un papel amarillento y bastante pequeño apoyado en uno de los estantes. Lo agarré confundido, tenía algo escrito. “No...

  Si alguien llegaba a encontrarla antes que él, todo estaría perdido. Todo lo que tiene se hará polvo, se quedaría sin nada. Pero, también sabía, que no podía hacerlo solo. Tenía un plan, es increíble como la cabeza se las ingenia para crear tal tren de pensamiento tan rápido. -Katherine…- Simon llamó la atención de su esposa, entrando a su habitación. Ella acababa de cortar el teléfono, sentada en la cama. Dio vuelta la cabeza para verlo y sonrió con pesar- ¿Cómo está?- se obligó a preguntar. -Aún con mucho shock- le respondió ella- Pero, lo está llevando bastante bien- siguió y su esposo asintió, sentándose a su lado- Sé que no congeniaban muy bien con él por esas apuestas que hacían, pero Mia está pasando un mal momento, era su esposo y es mi amiga- le dijo- Hay que ir al funeral. Salazar Crockett, encontrado muerto por su esposa Mia Crockett en el living de su casa, con un charco de sangre debajo de su cabeza, tenía un corte causado por posiblemente un vidrio en la nuca. Pudo ...

  Simon Garret abre los ojos, viendo el techo empapelado de girasoles que había elegido su esposa hacía ya más de 30 años. Se despabila muy confundido, se siente pesado y un poco desorientado. Ha dormido muy profundo. Se levanta y se pone un traje como todos los días, para él, eso era vestirse con normalidad. Va hacia el patio, donde ya se encuentra su esposa Katherine, sentada en una silla con un café en la mano. -Te levantaste tarde hoy- le dijo mientras le extendía una taza también. -Si, es que…- empieza a decir el hombre, pero aún sigue algo perdido. Agarra la taza- Tuve un sueño muy extraño- lo recuerda, pero de apartes y algo borroso. Aunque, empieza a ser más claro con cada minuto. -¿Qué soñaste?- preguntó su esposa- ¿Una pesadilla? -No, no- respondió, pero no estaba del todo seguro- Simplemente… ilógico. -Asi suelen ser los sueños- aseguró su mujer soltando una risa- Muchas cosas que parecen no tener sentido, pero muy en el fondo si lo tienen- explicó- ¿Me querés contar? Si...