Cuento policial basado en sueño

 El show es perfecto


Estaba dándole los últimos retoques a mi maquillaje frente al espejo, antes de salir al escenario. Era el primer show de mi tercera gira mundial y necesitaba que todo fuera perfecto, hasta ahora, todo señalaba que lo era. Mi corto vestido plateado me encantaba, mi cabello rubio estaba brillante y suave y mi propio maquillaje había salido mejor de lo que nunca antes. Había hecho una prueba de sonido impecable y la escenografía se veía preciosa.


Y… lo que me parecía más increíble: “Faith Hofstadter. Hard Rock Cafe. AGOTADO”. Mi primer show agotado en uno de los lugares más grandes e importantes.


Escuché la puerta de mi camerino abrirse, encontrándome con Valery, una de mis mejores amigas y la guitarrista del tour. Le sonrei al ver que venia con Rufus en brazos, mi pequeño perrito negro que he tenido desde los diez años.


-Tu mamá lo trajo- me dijo.


-Hola, hermoso- me acerqué a ella agarrándolo yo con ternura, mientras me lamía la cara. Siempre era de buena suerte tener a Rufus por aquí.


Tenía que asegurarme de seguir todos los pasos que hago siempre antes de salir. Soy muy supersticiosa, necesito tener orden y tranquilidad siempre antes de cantar.


-Te esperamos para la prueba de puesta en escena- me informó antes de salir de la habitación y volver a quedarme sola en el camerino.


Dejé a Rufus en uno de los sillones y volví a mi mesa frente al espejo con mis cosas. Busqué en mi neceser una de las cosas más importantes, el reloj de mi bisabuela. La malla era de plata y tenía unos lindos detalles con flores. Apenas se veían los números ya, era muy antiguo. Pero, me hacía sentir segura, nada ha salido mal con este reloj puesto, ya se volvió una tradición y una de las cosas que tengo que usar si o si.


Agarré mi espejito de bolsillo y fui hasta el escenario. Ahí ya estaban todos, así que, sonreí y fui hasta mi micrófono. Abrí mi espejito y me miré bien con las luces para asegurarse de que todo se veía bien.


-Muy bien, Faith, quiero empieces en la cruz que está ahí cantando tu primera canción y te vayas moviendo como te guste- me dijo mi director de tour. Linus ha estado planificando mis tours desde siempre, era super simpático, un enano muy carismático y creativo.


Asentí y le pase el espejo a Valery para que me lo sostuviera, pero, por la torpeza de alguna de las dos, lo solté antes de que ella lo agarrara y cayó al piso, haciéndose pedazos. Me quedé mirando el objeto roto con un miedo inexplicable.


-No…- murmuré.


-Faith, lo lamento- se disculpó ella. Pero, no la miré- No pasa nada.

-Siete años de mala suerte- lo único que podía pensar- ¡El show va a ser un desastre!- grité.


Salí del escenario y volví a mi camerino muy enfadada. Ya sabía como arreglar esto, siempre que algo sale mal, está esta opción.


La puerta se abrió y volví a ver a la responsable de mi maldición.


-Ya sé que crees en todas esas cosas, pero, Faith, un espejo no decide el destino del tour ni de tu vida- quiso tranquilizarme. No lo logró.


La miré con odio a través del espejo y suspiré.


-¿Y qué lo decide?- pregunté. La vi algo confundida por lo que dije, así que, me di vuelta para verla a la cara- ¿Qué decide si vives o mueres?- aclaré.


-Faith… me estás asustando- soltó acercándose a la puerta.


-¿Por qué?- saqué mi cuchillo afilado que siempre tengo por el camerino. Valery abrió la boca, aterrada- A mi me asusta lo que puede llegar a pasarme por culpa del espejo que se rompió- agregué caminando hacia ella con lentitud.


Ella retrocedió hasta que su espalda tocó la pared y respiró con dificultad.


-¡Cuidado con eso!- gritó- ¡Dios, estás loca!


Y lo hice, hice mi ritual para el show, quité una vida, para yo sentirme viva en el escenario. Sé que si lo hago las cosas salen bien. El show será perfecto, si hay una muerte perfecta.


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