Cronica 1983

 El camino a la democracia


Yo no viví en 1983, ese momento tan importante para Argentina, fue de hecho exactamente 30 años antes de que yo naciera. El 30 de octubre de 1983, Raúl Alfonsín fue elegido presidente tras siete años y meses de dictadura militar; la democracia finalmente se había instaurado en el país otra vez.


Siempre me pareció irreal escuchar historias y anécdotas sobre esta época. Relatos sueltos que a veces se contaban en la mesa y yo no entendía demasiado, hasta que fui un poco más grande y empecé a conocer la historia Argentina. Y aun así, ahora, tampoco puedo imaginarme con claridad ese sentimiento de incertidumbre, temor y desesperanza. Jamás he vivido algo así y me cuesta creer que mis seres queridos sí.


Fueron años de mucha violencia, represión de todo tipo, violación de los derechos humanos, desaparición de poco más de 30000 personas, muerte de muchas de ellas y probablemente más, cancelación en los medios, censura de la música, las películas y el arte en general, sin posibilidad de libertad de expresión, entre otros.


Justamente por eso, lo que planteo hacer en estas próximas páginas, es recrear esa época, rearmarla, ordenarla. Empezando con lo que pasó un poco antes, lo que pasó durante esos años de dictadura y sus restricciones, algunas declaraciones y testimonios de diferentes personas, y por último, el momento en el que la democracia por fin tuvo lugar.


Antes


El 24 de marzo de 1976, los comandantes de un grupo llamado “Las Tres Armas”, Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti (Junta Militar), realizaron un golpe de Estado cívico militar derrocando así, al Gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, quien había asumido la presidencia después de la muerte de su esposo, el General Juan Domingo Perón, el 1 de julio de 1974.


Este golpe de Estado inició un movimiento y procedimiento político y social, llamado el “Proceso de Reorganización Nacional”, una dictadura que estuvo en el gobierno del país por más de siete años y que tuvo como consecuencia la persecución y desaparición de 30.000 personas.


La Junta Militar llevó a cabo una acción represiva, interrumpiendo procesos democráticos en los países sudamericanos mediante el Plan Cóndor y adoptó la forma de un Estado burocrático-autoritario que establecía un plan sistemático de terrorismo de Estado, que incluyó secuestro, tortura, desaparición forzada y robo de bebés (y ocultamiento de su identidad).


Los objetivos declarados del Proceso de Reorganización Nacional fueron combatir la corrupción, la demagogia y la subversión, y ubicar a la Argentina en el mundo occidental y cristiano.​ 


Una de las primeras decisiones del Ejército fue militarizar el país en cinco zonas, dentro de las cuales cada comandante de cuerpo tenía autonomía para ordenar las acciones represivas que considerara necesarias, entre ellas el establecimiento de centros clandestinos de detención y tortura. De hecho, el 23 de octubre de 1975, en la XI Conferencia de Ejércitos Americanos, Videla declaró: “Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas necesarias para lograr la paz del país”.​ 


En octubre, Isabel Perón volvió a hacerse cargo de la presidencia, sacándole un poco de lugar a la dictadura, habiendo ahora, un presidente civil. Isabel estaba decidida a no renunciar ni a permitir que la sacaran de su puesto mediante un juicio político, aferrándose a la legalidad constitucional. La relación que antes existía de Perón con el radicalismo balbinista se había esfumado,​ y los principales periódicos comenzaron a anunciar que las Fuerzas Armadas tomaran nuevamente el poder.


A fines de 1975, el Gobierno anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para octubre de 1976.​ Sabiendo de que el golpe de Estado estaba en preparación, los legisladores peronistas se dividieron en dos sectores: los verticalistas, sostenían que la única posibilidad de llegar a las elecciones de octubre era respetar la institucionalidad que representaba Isabel Perón; mientras que otro sector, considerado moderado, era partidario de la renuncia de la presidenta y su reemplazo por su sucesor legal. 


Y así, con el radicalismo y dictadores en el poder, se instalaron puntos de violencia máxima, arrestos y hasta la penalizacion con pena de muerte. 



Preguntando en mi círculo cercano, no pude obtener mucho, debido a que la mayoría eran muy chicos como para recordar algo si quiera, y mis abuelos y abuelas, tanto de mi papá, como de mi mamá, no vivieron esta época con cosas demasiado explícitas, aunque sí había un temor importante por lo que podría pasar.


Algo que me parece increíble al pensarlo, es que mis padres y mis tíos nacieron en una época de pura dictadura, no sabían lo que era la democracia, no entendían ese proceso en el que se puede elegir quien gobierna, esa libertad de expresión. Al contrario, siempre teniendo cuidado de lo que decían y hacían, sin poder salir con tranquilidad, etc.


Durante


Como dije anteriormente, muchísimas cosas violentas han sucedido durante el gobierno militar, me quiero enfocar en el arte de ese entonces, me parece muy interesante ese área, ya que está muy ligada con la libertad de expresión que en ese momento estaba prohibida o seriamente castigada.


En mi familia, me han dicho que el rock nacional se había disparado porque no se pasaba música en inglés. Los militares creían que con esta decisión se iba a esparcir un sentimiento patriótico y nacional, desconociendo el principio universal de que la cultura no tiene fronteras. Por eso, en las radios dejó de sonar Pink Floyd, The Beatles o Queen, pero paradójicamente, los artistas de rock nacional y folklore volvieron a ocupar un rol central.


Se censuraron libros, películas y revistas para borrar la historia cultura libre argentina, nacional y popular. Canciones, músicos nacionales, latinoamericanos e internacionales, empezaron a ser prohibidos con el objetivo de evitar, en palabras de Videla, “cualquier lavado de cerebro, confusiones a nuestra juventud y desapegos a nuestros valores tradicionales”.


Por esa razón, muchos artistas debieron ocultarse, exiliarse o auto-silenciarse. Otros se quedaron en el país para intentar luchar en términos culturales y sociales con sus letras por medio de metáforas y los recursos literarios. De esta manera, la denuncia y la libertad de opinión permanecían ocultas.


Uno de los primeros en tomar la decisión de dejar la Argentina fue Piero​. En 1976, muy poco después del golpe de Estado, viajó a España luego de que intentaran secuentrarlo y argumentó: “Hacer canciones no tiene sentido, si en cada palabra, en cada nota, no estamos todos. Lo importante es sentirse bien, pero de adentro. Si estamos bien podemos estar juntos y mirar para afuera. El asunto es cambiar y darlo vuelta, pero sin violencia, con amor, con ganas de sumarnos en paz“. 


Por otro lado, Santaolalla se fue a Estados Unidos. “Ya no aguantaba más, como mucha otra gente que piensa igual pero todavía no se decide. Yo agarré y me fuí. Nunca banqué la censura ni tener que llegar al punto de autocensurarme. Porque mi límite creativo no me lo imponía yo, sino otras personas”, afirmó en una reportaje en 1981.


Otro también, fue Spinetta, quien permaneció un tiempo en Estados Unidos, invitado por el tenista Guillermo Vilas. Allí grabó “Only love can sustain”, el disco en inglés que realizó en 1979.


Por último, Charly García permaneció no mucho tiempo en Brasil junto con David Lebón, donde nació la banda Serú Girán, con el cual, compondría las letras más crudas para hacer referencia a lo que estaba sucediendo.


Sin embargo, regresó a la Argentina para transformarse en el máximo referente de la juventud de la época. El uso de metáforas para describir la triste realidad del país marcó a toda esa generación.


Durante la dictadura, el rock nacional se mostró como uno de los pocos espacios de resistencia que aún quedaban. De eso, dio cuenta el propio Charly García en una entrevista con Felipe Pigna para el programa “Qué fue de tu vida”, de Canal 7, en 2012.


“Yo creo que los recitales de Serú Girán en Obras eran lugares de resistencia. La gente iba ahí y se expresaba. Una vez se iban a llevar a una chica en cana y yo paré el concierto y le dije al iluminador: ‘Iluminá ahí’. Y entonces estaba el tipo con la mina, y le digo: ‘Somos 5.000 contra uno’. Y no se la llevó”. “[...] me daba una mezcla de paranoia y orgullo porque había que tener huevos para estar todo el tiempo tan expuesto y cuando escuché (la canción) “Working Class Hero” (Héroe de la clase trabajadora), de John Lennon, me sentí muy identificado“.


Miles de canciones fueron censuradas, como ya he dicho, por ejemplo: “Cómo la Cigarra” de Mercedes Sosa, “La Cultura es la sonrisa” de León Gieco, “Ayer Nomás” de Moris y Pipo Lernoud, “Viernes 3 AM” de Serú Girán, “El Twist de Mono Liso” María Elena Walsh, entre muchas otras más, por tener letras “polémicas”.


Por otro lado, en 1983, se realizó un movimiento artístico llamado “Siluetazo”, como una iniciativa de un grupo de artistas, grupos estudiantiles y agrupaciones juveniles con el apoyo de los organismos de Derechos Humanos.


A través de la confección de siluetas, buscaban arribar a la dimensión infernal de la desaparición de personas, con el objetivo inicial de fabricar 30 mil siluetas a escala real, que reprodujeran y materializaran esta acción dictatorial violenta.


El disparador de esta idea fue el artista polaco Jerzy Skapski reproducida en la revista El Correo de la UNESCO de octubre de 1978. Consiste en un afiche con veinticuatro hileras de diminutas siluetas seguidas por un texto.


Los artistas tenían el objetivo de que este hecho gráfico “golpee por su magnitud física y por lo inusual de su realización”, y “de a conocer a la opinión pública a través de los medios masivos la denuncia de la existencia de 30 mil desaparecidos”: la magnitud de la tragedia. Pusieron a disposición de los organismos de Derechos Humanos una idea para que fuera apropiada por la multitud que asistiera a la Marcha en un contexto en el que este movimiento social estaba liderando la resistencia a la dictadura. Una vez las siluetas pegadas en la calle, los desaparecidos tendrían presencia pública.



Fin de la dictadura, comienzo de la democracia


En la dictadura se han realizado muchísimos actos horribles, el que más impacto tuvo, fue la Guerra de Malvinas, que comenzó el 2 de abril de 1982 y concluyó el 14 de junio de ese mismo año.


El conflicto fue una disputa por la soberanía de los territorios de las Islas Malvinas. Argentina afirmó (y sostiene) que las islas son territorio argentino, y el gobierno argentino caracterizó así, su acción militar como la recuperación de su propio territorio nacional. El gobierno británico la consideró como una invasión extranjera de un territorio que había sido colonia de la Corona británica desde 1841. Ninguno de los Estados declaró oficialmente la guerra, aunque ambos gobiernos declararon a las islas zona de guerra.


La victoria británica, consumió la caída de la dictadura argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho democrático, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983. El efecto cultural y político del conflicto ha sido menor en el Reino Unido que en Argentina, donde sigue siendo un tema común de discusión.


Campaña electoral de 1983: https://www.youtube.com/watch?v=dyB5ZVpgfVU 


Y así entonces, el 30 de octubre de 1983, se celebró la democracia al fin con Raul Alfonsín como presidente, junto con un discurso emocionante y esperanzador, con plazas llenas de gente, al igual que el cabildo, el obelisco y por supuesto el lugar donde dio su discurso.


“Agradezco el esfuerzo, porque ha sido la participación de la ciudadanía argentina en su conjunto lo que ha garantizado que este proceso de democratización de los argentinos culminara con éxito”, fueron las palabras del presidente. “Yo les pido que comprendan que iniciamos una nueva etapa en la Argentina. Es necesario, absolutamente necesario que todos comprendamos que este día en el que inauguramos una etapa nueva en la Argentina, inauguramos un largo período de paz y de prosperidad y de respeto por la dignidad del hombre y de los argentinos [...]”



Propaganda de la Unión Cívica Radical, al candidato Raúl Alfonsín



En lo personal, mi familia, vivió este suceso desde no tan cerca, ninguno hizo marchas ni salió a festejar a la calle. Pero, sí estaban muy contentos y aliviados de que finalmente esté presente la democracia en la Argentina. Principalmente, porque mi papá y mi tío, tuvieron que hacer el servicio militar, ninguno llegó a tener que ir a la guerra, pero fue muy horrible para mis abuelos tener que vivir con el mero pensamiento de que era una posibilidad.


Algo que me sorprendió muchísimo, fue que lo que había pasado y estaba pasando en Argentina, fue noticia en todo el mundo. Todos los movimientos, las canciones, las protestas, las desapariciones, fue algo tan monstruoso que todos estaban enterados de, al menos, un pedacito de lo que ocurría.


Hasta a el propio Julio Cortázar, le hicieron una entrevista en el New York Times de Estados Unidos sobre la situación “Sucede una cosa muy curiosa: en el par de días que llevo aquí ya varias personas me preguntaron qué siento con este regreso y cómo encuentro la Argentina [...] Muchos de los que hemos vivido tantos años en condición de exiliados seguimos muy de cerca la situación argentina, y en algunos planos críticos hemos tenido una información mucho mejor que la que podía tener aquí el argentino medio, totalmente cercado por la censura. Anoche un amigo se quedó muy asombrado cuando se enteró [...] digo que la única diferencia es que ahora estoy materialmente en Buenos Aires, pero en estos diez años de ausencia he estado todo el tiempo aquí, aprovechando una información lo más completa posible, ya sea periodística o clandestina [...] Tengo la impresión de que al pueblo argentino se le ofrece una oportunidad única, después de las elecciones, de empezar un camino de ascenso, de salir del pozo. No solo es una oportunidad única, sino que voy a decir algo que no me gusta decir pero no tengo otro remedio: creo que es la última oportunidad que tenemos, y que si la perdemos —dado el estado de quiebra tanto económica como ética en que ha caído el país— los resultados pueden ser catastróficos. Los civiles tienen su destino en sus manos”.


Mi papá, estaba en la facultad en esa época y siempre contaba una anécdota muy impresionante, creo que fue una de las primeras que escuché de ese momento. Un día, estaba yendo en colectivo hasta la UTN de Villa Urquiza, y los militares, pararon el colectivo, hicieron bajar a todos y les pidieron el documento. Mi papá, se dio cuenta que no lo tenía y le agarró un terror horrible, pensando en lo que le pudieran hacer por eso. Cuando llegó su turno, le preguntaron que había en el maletín que traía, él les dio la billetera y abrió el maletín, mostrándole libros y cuadernos. Le devolvieron todo y lo dejaron subir otra vez. Tuvo mucha suerte.


Algo que también me pareció muy interesante para pensar, hablando con mi mamá, fue que me dijo, que había gente que no había votado por Alfonsín, pero que aún así, estaba muy feliz de por fin tener un gobierno que respetaba lo que el anterior no. Lo cual, me pareció increíble, comparándolo con la situación de ahora en Argentina, hay una extrema derecha y una extrema izquierda, junto con una crisis económica y social. Y aún así, hay un grupo que va a estar muy enojado si es que pierde.


Revivir estos recuerdos y esta información, me dio una perspectiva que no tenía sobre lo que fue mi país en aquel entonces. Y, a pesar de que entendí muchísimas cosas, siento que nunca lo comprenderé detalladamente. No lo viví y espero jamás tener que hacerlo.

Pero, sirvió mucho para darme cuenta que yo he vivido en democracia toda mi vida, y nunca me puse a pensar qué significaba eso. Doy por sentado algo que tomó tanta lucha y tanto sufrimiento. Por lo tanto, después de cuarenta años de tener este derecho a elegir, estoy agradecida de poder hacerlo.




Bibliografía


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